El servicio de alquiler de bicicletas no funcionó en Alcalá. No se habían puesto en funcionamiento el sistema de préstamos y muchas de ellas, de un total de 20, ya habían sufrido las consecuencias de los actos vandálicos en las cuatro paradas habilitadas para ello. Sillines y pilotos luminosos desaparecidos, ruedas pinchadas, guardabarros doblados e incluso dos bicicletas robadas y pintadas en los postes colocados para el alquiler. Pero quizás lo más importante es que algunos de los puntos, tras retirarse las bicicletas al finalizar el periodo de pruebas, fueron ocupadas para el estacionamiento de vehículos, sobre todo en la Casa de la Cultura y en la Plaza del Duque. La instalación supuso además la pérdida de varias plazas de aparcamiento, algunas de ellas destinadas a vehículos para personas con movilidad reducida. La portavoz del equipo de gobierno socialista en aquel momento, Laura Ballesteros, anunció en septiembre de 2007 que se habilitaría un sistema similar al que ya funcionaba en Sevilla capital y que el objetivo era eliminar el volumen de tráfico de la ciudad. Algo difícil cuando no hay una red de carriles bici ni intención de habilitarla y porque la orografía de Alcalá no anima a la práctica. El delegado de Medio Ambiente, Salvador Escudero,comentó tras el periodo de pruebas que se solventarían los problemas detectados y se arreglarían las bicicletas estropeadas por los actos vandálicos. Aunque el convenio con el Ayuntamiento fijaba un total de 100 bicicletas, Escudero manifestó que habría un total de 60 repartidas entre la Casa de la Cultura y el Ayuntamiento.

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