Probablemente el pan será diferente cuando Antonio Ordóñez cuelgue el mandil blanco para hacer molletes. Cerrará la última panadería que aún mantenía el horno de leña como en la antigua usanza. Paradojas de la vida, con el precio actual del gasóleo, quizás le sea hasta más rentable cocer sus bollos con restos de encinas, vides y olivos que con combustibles fósiles.
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