Las parejas que volvían de pasear por «Alcalá», al dejar la desierta carretera pobremente iluminada, antes de entrar en la barriada, tenían su momento de intimidad en la esquina de la sede del Distrito Este. Fue Torres, el feriante que vino a la Velada y se quedó en Alcalá para iniciar el servicio de transporte urbano, el que puso nombre a la parada de esa esquina. En los primeros sesenta del S. XX, la Esquina de los Enamorados era un auténtico descampado.

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Francisco López Pérez, maestro de Educación Primaria, licenciado en Geografía e Historia, colaborador habitual en la presa local alcalareña.