Hace ya años, el desaparecido Javier Tusell advirtió del oportunismo y el carácter meramente propagandístico del fenómeno revisionista. Sin nada nuevo que aportar, sus seguidores –venía a decir– eran simples recicladores del relato franquista sobre el origen de la guerra civil. El cuento de que Franco vino a salvar a España del caos republicano y la revolución a lo ruso. Mentira que no buscaba, ni busca, más que condenar la II República. Unas veces sin ambages, tal y como ya hiciera el Dictamen de la Comisión sobre ilegitimidad de poderes actuantes en 18 de Julio de 1936, y otras con un prurito historicista y melindroso.

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