Sí, respetado lector, soy tan culpable como usted y todos aquellos bien nacidos, por el hecho de que los atributos que penden entre las entrepiernas testimonien la masculinidad, nuestra condición de hombres. Aunque pasado el tiempo, e incluso antes de nacer, alguna de nuestras neuronas asegure lo contrario y, al margen de esos atributos, nos digan que no lo somos. Pues sí, soy/somos hombres, estigmatizados de culpabilidad en base a esa ley del Sí es Sí, en unas supuestas relaciones sexuales.
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