Una mañana de encuentros de alumnos del instituto Albero con el escritor Fernando Iwasaki nos regaló momentos inspiradores y la constatación de que esos alumnos interesados y dispuestos a esforzarse por aprender no solo existen sino que reivindican, merecen (y no siempre obtienen) la atención y el talento que desperdiciamos lidiando con el ruido (no necesariamente decibélico) que también sucede en la Educación.
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