Contar con patrimonio histórico en una ciudad tiene un punto de suerte que, al ser una herencia del pasado, no podemos controlar. La conciencia sobre la responsabilidad ante el patrimonio es relativamente reciente y no digamos su puesta en valor y conservación. A lo largo del último siglo no han sido pocos los debates sobre qué considerar patrimonio, qué conservar, qué restaurar y cómo hacerlo. No ha sido una tarea fácil. De hecho, como en tantas otras cuestiones, las tendencias han ido evolucionando al punto en el que nos encontramos actualmente donde, por ejemplo, los especialistas en la materia buscan consolidar estructuras para que no se pierdan antes que reconstruir por completo. Más allá de cuestiones técnicas, está el sentido común y el día a día. Cuando se pone en valor un nuevo espacio se debe establecer un seguimiento de éste, sus necesidades para el mantenimiento y propiciar un uso continuado porque, si no, se corre el riesgo de caer en situaciones tristemente conocidas en nuestro pueblo como es el caso de la Casa Ibarra.

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Licenciada en Historia. Profesora de Geografía e Historia y desde 2019 directora del IES Albero. Participé en política local durante cuatro años. Estoy comprometida con la educación pública y la...