La fortuna me incluyó en el grupo de nueve personas que visitamos el Arrabal de San Miguel el sábado 28 de octubre pasado guiados por Eladio Trigo, uno de los baluartes que protegen el camino a una desconocida puerta que da paso al corazón del barrio más antiguo de los que componen actualmente el casco urbano de nuestra ciudad.
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