Durante estas últimas semanas, en demasiadas ocasiones, he escuchado comentarios de personas que defendían a ultranza la diferencia entre la ideología y capacidad de acción de un partido de extrema derecha a nivel local, respecto a ese mismo partido en el ámbito nacional, para justificar un posible pacto de gobierno. Por otra parte, y no menos numerosos, han sido los argumentos esgrimidos por estos mismos conciudadanos propugnando el respeto ante cualquier opinión amparándose en la tan enarbolada (a conveniencia) «libertad de expresión». No hay dicotomía más dolorosa que la de ver defender la libertad de expresión de aquellos que fulminarían ese derecho de un solo plumazo sin que les temblara el pulso.

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Licenciada en Historia. Profesora de Geografía e Historia y desde 2019 directora del IES Albero. Participé en política local durante cuatro años. Estoy comprometida con la educación pública y la...