De nuevo, y no paran, los grafiteros usan los monumentos públicos para expresar sus ideas o denuncias. El vandalismo es una nueva moda. La vigilancia es prácticamente imposible en estos casos. Tal vez haga falta una política de concienciación, sobre todo en las escuelas, para evitar estas acciones a la vez que denunciarlas. En la imagen, molino de La Aceña.

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