Ya creíamos que no. Que no venía. Que no llegaría nunca. Que a fuer de repetir hasta el hartazgo la broma esa del calentón de la tierra terráquea estábamos condenados a vivir en un verano eterno. Pero no. El otoño ha venido, nadie, como la primavera, sabe cómo ha sido. Lo cierto y verdad es que han llegado los primeros fríos y las primeras lluvias, aún tímidas por estos lares, como corresponde a un tiempo de entretiempo. 

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