Aún resulta sorprendente comprobar la manía que algunos tienen por reescribir la historia reciente de España. Más concretamente del periodo que comprende la II República, Guerra Civil y la dictadura franquista. Porque hacerse preguntas, devanarse los sesos, interrogar al pasado desde la existencia de nuevos paradigmas, o las propias necesidades de renovación de la historiografía académica, es la base, sin duda, sobre la que se sostiene cualquier actividad científica, pero eso es cosa bien distinta de volver a contar algo ya sabido, historiográficamente insostenible y totalmente abominable desde una perspectiva democrática.

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