Según tengo entendido, los debates políticos televisados nacen de la necesidad que los candidatos tienen de crear efectos que favorezcan la identificación del representado con el representante. Lo cual, de ser cierto, es para preocuparse y asumir que tenemos un grave problema de conciencia democrática. El caso es que los circunloquios de la candidata de Vox en el debate del pasado 6 de junio fueron una mezcla explosiva de la demagogia construida alrededor de conceptos como patria y religión.

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