Citar a un yo que ya no existe es una forma infructuosa de regresar al pasado, pero también un ejercicio gracias al cual recuperar el tiempo perdido. Por eso, se usa y abusa de los recuerdos.Con frecuencia de nuestra juventud y adolescencia, por ser cuando se está en la frontera que separa el mundo de los niños de los adultos y vive al margen de las reglas de una condición social y otra. Entonces, en el umbral entre el deseo y la realidad de uno y otro mundo nos invade la nostalgia del riesgo que alumbró la imaginación desbordada del joven que fuimos. Así, con la misma firmeza que se dice la juventud es como un laboratorio para el cambio, puede también, cuando «la verdad desagradable [de la vida adulta] asoma», afirmarse que su añoranza es un refugio para seguir vivos y coleando.

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