La década de los 70 puede considerarse la época del auge del movimiento vecinal en España. Decayendo su pujanza a partir de 1979, cuando a raíz de las primeras elecciones municipales muchos líderes vecinales se incorporaron a los partidos políticos y las nuevas instituciones democráticas. La fuerza vecinal se fue así desactivando al institucionalizarse y muchas de las reivindicaciones se guardaron en un cajón durmiendo el sueño de los justos, pero cierto es también que se consiguieron no pocos equipamientos e infraestructuras.

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