Después de unos días de cierta lejanía sobre los asuntos locales, he estado leyendo con atención las noticias relativas al acogimiento en un hotel de Alcalá de Guadaíra, de 85 refugiados procedentes de otros países. Y me ha causado especial indignación la reacción de algunos energúmenos (y me quedo corto con el calificativo), con insultos y amenazas a la Alcaldesa de nuestra ciudad. Son calificativos que no ofende a la Alcaldesa, sino que califican a los propios autores. No se puede ser más miserable y mezquino que utilizar ese tipo de despreciables palabras contra quien, con aciertos o errores, dirige el ayuntamiento nuestro. En ningún caso, ni ella ni ninguna persona puede ser vilipendiada de esa manera.

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