Dicen que Goethe, poco antes de morir, consiguió exclamar entre estertores: «¡Luz, más luz!». Se ve que le faltaba claridad para alumbrar su última idea o bien que se le hacía muy débil la esperada luz al final del túnel. Misteriosas palabras que a todos podrían inspirarnos, siempre y cuando, claro, no las recibamos con la primavera avanzada en Alcalá, donde la luz, precisamente, ya nos tiene deslumbrados y el calor de toda esta luz nos hace padecer por achicharramiento cuando la tarde nos pilla desprevenidos por la calle. Así que aquellas supuestas palabras del genio alemán no pueden ser emuladas en nuestra tierra sino por oposición: ¡Sombra, más sombra!

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Licenciado en Historia en la Universidad de Sevilla. Profesor de Lengua y Literatura, Geografía e Historia en Secundaria y Bachillerato. Lector atento de lo de aquí para llegar desde lo cercano hasta...