Todos los años por estas fechas escribo sobre lo mismo y todos los años por estas fechas cae en saco roto. La Cabalgata de los Reyes Magos de Alcalá usa unos caramelos, con forma de proyectil por su peso y su tamaño, que un día nos van a dar un disgusto. Mi hija pequeña se acostó con dos picotazos en la cara que no eran de mosquitos. Son los oficiales y las carrozas los tienen que llevar sí o sí. Nadie los quiere. Se quedan en el suelo porque ni los más golosos ni los recogelo-todo se agachan a por ellos. Así, como prevención, más de uno se quita las gafas para ver aunque sea borroso a Gaspar, Melchor y Baltasar, no vaya a ser que tenga que cambiar su regalo de esa noche por unas lentes nuevas el primer día laborable.

CONTENIDO EXCLUSIVO

Hazte socio. Si ya lo eres y aún no tienes claves pídelas a socios@lavozdealcala.com

Si ya eres socio inicia sesión

Periodista del diario ABC desde 1989. Alumno becado por el Foreign Office en Londres, fue profesor de Opinión Pública en el Instituto Europeo de Estudios Superiores de Madrid