Estío y hastío

Si me pongo a hacer un recuento de todo lo que se ha perdido en estos años, no solo llenaría esta colaboración y las sucesivas, sino que me lamentaría hasta cansaros. Recuerdo, siendo joven, aquellos conciertos en las casetas de feria y en el castillo de Alcalá donde venían los principales grupos del panorama musical, allí vi en directo a Aviador Dro, Loquillo y los trogloditas, La Unión, la Orquesta Mondragón y más que, incluso después, se sucedieron en la plaza de toros con El último de la fila, La Frontera… Ahora lo que viene al Riberas del Guadaíra está apalabrado con los circuitos que subvencionan la cultura, con endebles carteleras con las que nada más sentarme allí me quedaría dormida. Pocas iniciativas han sobrevivido a este estéril páramo cultural.