Para muchos la lectura es alimento, para otros puede ser un aburrimiento. Para mí es alimento porque, al igual que no puedo vivir sin comer carne, pescado, ensaladas, tomar sopas, o beber agua, cerveza o vino, tampoco podría vivir sin leer. Cuando estoy cansada, leo y así la lectura me sirve de reposo. Aunque cuando estoy activa también leo y la lectura me despierta el deseo, me conecta con fantasías y encuentros, viajo; invento o me inspiro con las lecturas.
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