Ando, espero, bien lejos del chovinismo cateto alcalareño que da/daba para intercambios de frasecitas y para la exclusión (¿y tú de quién eres?) entre alcalareños que se creían descendientes directos de los primeros enviados de Alfonso X. También lejos, espero, de la miopía que impide ver más allá del puente.
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