Todos conocemos a personas que sufrieron las consecuencias de la crisis. Fueron trabajadores honestos y cumplieron con sus deberes hacia la sociedad, pero esta los abandonó. La crisis empobreció a personas humildes y laboriosas y enriqueció aún más a los más ricos. Para que salgan las cuentas macroeconómicas hay que sacrificar el balance microeconómico de los currantes. La vida es dura en el universo de Goldman-Sachs, pero para unos más que para otros. Una de las consecuencias más graves de esta desigualdad creciente en todo el mundo es el debilitamiento de los fundamentos éticos y políticos de la democracia liberal.
Contenido exclusivo para socios. Hazte socio por sólo 3 euros al mes y pago trimestral. Si eres socio y aún no tienes claves pídelas a socios@lavozdealcala.com. Si ya eres socio puedes acceder con tu cuenta desde aquí