Quiero, en primer lugar, dar las gracias a más de un centenar de personas, entre familiares, amigos, conocidos y lectores, que me han felicitado de forma personal, a través, también, de mi mujer e hijo, usando la llamada telefónica y los mensajes por Wasap, por el rechazo de ser alcalareño distinguido. Me siento reconfortado. Ya expuse algunos sucesos que me han ocurrido durante la etapa como concejal, ahora lo hago por hechos ocurridos a partir de 1991, año en que se funda el periódico y tras el que recibimos ataques de todo tipo, editando el gobierno varios periódicos que fueron al traste. El invento de la empresa municipal «Alcalá Comunicación Municipal» nos costó más de 10 millones con el fin de contrarrestar la labor del periódico, negándole la publicidad y alentando a las empresas a que nos la negaran. Limones me reconoció la polémica construcción de viviendas en Orellana después de advertírselo. En aquellos tiempos llegó a decir que «Alcalá era la mejor ciudad del Sur de Europa». Ningún reconocimiento a la labor del periódico. Nunca creyeron en la libertad de prensa y expresión. Solo un significativo suceso: antes de la primera piedra del Makro en presencia de Limones, metieron en una urna, para enterrarla, los periódicos del día, dos bollos de pan y la bandera de Andalucía. La sorpresa fue que La Voz de Alcalá, que también la habían incluido en la urna, fue posteriormente sacada. Habrá que ser más ruin, caciquil y miserable. Aquí lo dejo.
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