«Danos hoy nuestro pan de cada día». La panadera se disculpa cada vez que me avisa que ha tenido que subir unos céntimos la pieza. No ha tenido más remedio. No le perdonan las deudas del recibo de la luz y la subida de la harina, como siga así, no va a necesitar levadura. No se pueden permitir perdonarnos a nosotros, sus deudores. Sí, estamos en deuda con ellos. A pesar del alza de precios, es un milagro que venga a nosotros tu Reino: «Santificado sea tu Nombre, Pan de Alcalá».

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