Este titular podría ser digno de un máster de ética periodística que debería aplicarse a más de un medio de comunicación público y catalán. Pues ¿quién no ha ido alguna vez en su vida a visitar a la Esperanza Macarena? Posiblemente aquellos que son ateos no habrán ido nunca. Pero de repente se dan cuenta de que un militar franquista de tres al cuarto está allí enterrado. Y esos mismos que presumen de ateísmo secular, pero que luego se dan golpes en el pecho en plena Semana Santa o en cualquier procesión patronal, van y le sacan el carné del partido a un militar segundón porque piensan que van a rascar votos.
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