Las obras de remodelación de la calle Nuestra Señora del Águila solo han hecho empezar y los vecinos, especialmente los del centro, ya han comenzado a sufrir las incomodidades de una actuación que va para largo. Al menos diez meses. La orografía de Alcalá y el diseño de la ciudad no ayudan a una ordenación del tráfico que sea cómoda para la ciudadanía. Eso, sumada a la improvisación y a la adaptación del Plan de Movilidad Urbana y Sostenible (PMUS) a los criterios meramente políticos, hacen que la ciudad sea un laberinto. Un plan que propone medidas imposibles e insiste en desviar el tráfico por Conde de Guadalhorce sin tener en cuenta que la Justicia tiene paralizado cautelarmente el baipás de la Plaza Cervantes. El PMUS, que ha costado 152.000 euros es un plan poco fiable y nada riguroso. Ya hubo planes de tráfico y movilidad anteriores que nunca se implantaron. Este nuevo plan apunta a ese mismo final porque ha nacido viciado, como también nació torcido el proyecto de remodelación de La Mina con dos licitaciones fallidas.

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