Editorial La Voz de Alcalá

Con la llegada de 85 migrantes subsaharianos a Alcalá, se ha afirmado desde distintos foros, políticos y ciudadanos, que existe una preocupación por la seguridad en la ciudad. Que vayan a existir o no problemas de convivencia que deriven en inseguridad o hechos delictivos por parte de los refugiados solicitantes de asilo no se puede predecir. Solo el tiempo lo dirá. Sin embargo, está extendido en el imaginario colectivo, y así se trata de perpetuar desde colectivos racistas, que por el simple hecho de ser una persona migrante y africana se es delincuente, como si tuviera un componente genético. Desde luego, este debate no existió cuando los refugiados llegaban desde Ucrania o cuando un opositor venezolano entra a España por Barajas pidiendo asilo político.

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