Editorial La Voz de Alcalá

Que la administración pública cumpla con sus propias normas es lo mínimo exigible. Pero hay veces que, por el motivo que sea –intencionado o no–, no se cumple. Es lo que ha ocurrido con la normativa del aparcamiento subterráneo de la calle Rafael Santos, en el edificio de ARCA. El reglamento aprobado en el pleno eliminó el pago en efectivo y solo permitía la tarjeta de crédito como método de pago. El gobierno municipal había decidido aplicar esta medida. Dan igual las alegaciones o las críticas de la oposición. Tantas eran las prisas por implantarla que llegada la fecha anunciada se hizo sin que la normativa hubiese cumplido con todas las exigencias previas, como la publicación en el Boletín Oficial de la Provincia. Si no es por un vecino que reclamó en ARCA e insistió a la Tesorería en que se estaba cometiendo un error, el fallo hubiera persistido, valorándose los procedimientos.

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