Al gobierno se le llena la boca hablando de la ciudad amable. Se ha invertido mucho dinero en tecnología para convertir Alcalá en un municipio inteligente, aunque los vecinos en su día a día no perciban nada de eso. Pero, lejos de esta realidad, existe una Alcalá a la que no ha llegado la inversión millonaria de Europa y que se podría hacer amable solo plantando y cuidando los árboles. Esto quizás no tenga tanto brillo de cara a unas elecciones, pero reporta mucho más beneficio que las pantallas led y las farolas de lujo.

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