El pato del Duque se ha convertido en la resistencia al vandalismo. Lo arrancaron de su fuente y volvió. Aunque no deja de tener gracia que pasara la noche en el «calabozo» custodiado por la Policía Local mientras que los vándalos dormían la mona. El pato vuelve a presidir la fuente, como si fuese el altar de la plaza, aunque ahora con su pico apunta al Perejil y no Ayuntamiento, como antes del paseo de ida y vuelta a la jefatura de los municipales.
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