La calle Orellana ya está abierta al peatón y al tráfico rodado. La nueva fisionomía es mucho más amable con el vecino y permite espacios más amplios para el paseo. Los vecinos han podido retomar la normalidad después de muchos meses de obras. También han podido recuperar el acceso a las cocheras y garajes de la calle, hasta ahora inutilizados por las mismas. La calle cuenta con un arbolado que, con el tiempo, podría ser más frondoso que los habituales naranjos. Solo falta por terminar la reurbanización de la ladera del Castillo para completar el proyecto.

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