El verano de 1991 fue especialmente duro para las familias que dependían económicamente de Celulosas de Nervión. El cierre de la fábrica era una realidad contra la que habían luchado y protestado durante meses sin éxito. En septiembre de ese año, tal y como recogía la información publicada por El Alcalá –ahora La Voz de Alcalá–, la fábrica perteneciente a Cristalería Española, que a su vez formaba parte de la multinacional Saint-Gobain, paró la producción en Alcalá, echando el cierre y dejando sin empleo a 61 trabajadores.
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