El pasado 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, Alcalá se unió a la reivindicación y a la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres.
Bajo la premisa nacional de «Si nosotras paramos, se para el mundo», el grupo de feminismo Asamblea de Alcalá convocó una manifestación y cacerolada en la entrada del Parque Centro a las 18 horas. Una multitud con camisetas de «Vivas nos queremos», mandiles y pancartas reivindicativas, paró frente a la Casa de la Cultura para «hacer mucho ruido». Así rezaba el principio del manifiesto cuya lectura, no en vano, estuvo interrumpida en múltiples ocasiones por los manifestantes y sus cacerolas. La necesidad de Alcalá de tener sus propias reivindicaciones, pero sobre todo «rendir homenaje a todas las mujeres, en especial a las alcalareñas», por las agresiones –denunciadas y no–, la igualdad laboral y, en definitiva, el reconocimiento de sus derechos. «Las dificultades no deben paralizarnos, nos deben servir para reflexionar y actuar. Solo hay que tener ganas y sacar tiempo de donde sea. Mis niñas están ahí, vienen a las manifestaciones y me han preparado pancartas», cerraba su discurso una de las organizadoras del grupo.
Por otra parte, los sindicatos de la ciudad tenían programada una concentración frente a la puerta del Ayuntamiento a las 12 de la mañana, y en este último, a su vez, se llevó a cabo la lectura del manifiesto institucional. Corrió a cargo de la artista y bailaora Eli Jara en el salón de plenos, y en el acto también tuvieron cabida en el atril mujeres pertenecientes a las asociaciones Asaenes, Prolaya y Paz y Bien, denunciando la doble discriminación social, y lanzando un mensaje para luchar por una sociedad más justa.
El IES Cristóbal de Monroy, por su parte, realizó diversas actividades con alumnos y profesores del centro para el día en cuestión, además de dos semanas de lecturas del texto 'Tú no eres un ángel', eres un imbécil, para «visualizar el papel de la mujer a través de la historia e identificar situaciones de maltrato y violencia», según afirmaba el vicedirector del centro, Rajesh Mahtani. Además, vieron una presentación sobre las desigualdades reales actuales que sufren las mujeres. Algunos alumnos homenajearon incluso a las trabajadoras de la limpieza del centro, y cada estudiante elaboró un abanico de papel morado conmemorando el color de la tela con la que trabajaban las 129 mujeres de la fábrica textil que perecieron calcinadas en 1908, cuando el dueño prendió fuego al edificio acabando así con la huelga. Cada asistente alzó y agitó su abanico cuando sonaba la canción de Diego Torres, 'Color esperanza', ante las palabras de Elia Martín: «Ese abanico quiere ser un símbolo. Nos trae los nuevos aires, la ilusión de un cambio definitivo para que nos aceptemos en igualdad de condiciones, un logro contribuir con nuestras diferencias».
«¡Quererse! Por ahí empieza la revolución. Lo que ya es efectivo en nuestro Centro: un día a día unidos por la igualdad. Para que todos los días sean 8 de marzo», expresaba el vicedirector del IES.

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