Como cada año, con las primeras lluvias del otoño, el cauce del río Guadaíra a su paso por Alcalá se llena de espuma blanca. Esta es la consecuencia de los vertidos contaminantes al río.

Este problema histórico del río continúa sin solucionarse y es habitual ver cada año estas estampas. Incluso peces muertos flotando en el agua. En las imágenes remitidas al periódico por un colaborador, se observa la espuma estancada en el azud del molino.

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