El Pleno de enero tuvo poco contenido de gestión y político. En apenas una hora estaba ventilado. Sin embargo, fue una sesión de gestos, con mucha de escenificación: protestas vecinales; lecturas de cartas sin respuestas que arrancaron alguna lágrima entre el público; abucheos de simpatizantes socialistas durante la agria intervención de una concejala contra la alcaldesa; abstenciones incómodas para no enfadar al partido que sostiene al nuevo gobierno andaluz; y la presencia entre los asistentes del próximo edil de la Corporación esperando su acta para tomar posesión.
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