La psicóloga Verónica Muñoz en su consulta y el psiquiatra Pablo Villanueva en su despacho del Centro de Salud Mental de Alcalá de Guadaíra. Alfonso Álvarez-Dardet

Algunos pacientes de Verónica Muñoz, psicóloga que ejerce en Alcalá de Guadaíra, se cambiaban de acera cuando se cruzaban con ella. Era el estigma de quienes acudían a su consulta, pero no querían que nadie de su entorno lo supiera. «Desde el covid, la gente tiene muy interiorizado el tema de la salud mental, ahora se normaliza lo de saludarme», explica. Desde el confinamiento, asegura que «hay una conciencia mucho mayor de comunicar y de decir cómo nos sentimos». Los dolores que cura Verónica no son físicos, se suelen llevar en silencio, en la intimidad. Cuesta compartirlos porque para algunos es sinónimo de debilidad.

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