En la revisión del Plan General de Ordenación Urbana, PGOU, de Alcalá se nombró a la ciudad en dos ocasiones con el nombre de Marbella. Esto evidenció que el documento, que costó 1,2 millones de euros, era una «chapuza», calificativo recogido en las informaciones de aquel momento. Confundir Alcalá con Marbella demostró que la redacción de este plan solo fue un ejercicio de «cortar y pegar». De hecho, la redacción del PGOU la hizo el equipo de Manuel González Fustegueras, el mismo que hizo el planeamiento urbanístico de Marbella. El documento que se estaba elaborando para Alcalá no lo realizaron los técnicos municipales, los mejores conocedores de la ciudad, de sus características y problemas. Este no fue el único error detectado. Hubo también otros relacionados con la inclusión de edificios en el catálogo de protección que ya no existen, errores de toponimia y ortográficos e incluso modificaciones parciales que se fueron realizando desde 1994 y que no están incluidas.

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