El Molino de la Tapada lucía un aspecto renovado y muy diferente del que tenía unos años atrás después de las obras de restauración a las que se vio sometido. Los trabajos para recuperar uno de los molinos más emblemáticos de la ribera duraron un año y tras ellos se descubrieron restos pictóricos singulares y únicos al resto de los molinos. En su restauración se realizó un importante trabajo de limpieza y desmonte, que permitió recuperar las cotas originales del edificio y su entorno.
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