Las canteras de Alcalá, el antiguo acuartelamiento de Lago Román, es hoy un edificio abandonado que solo atrae a los aficionados a los fantasmas y a los misterios. Pudo no haber sido así. Hace 14 años, el gobierno de Zapatero tuvo en su mano ceder este espacio al Ayuntamiento de Alcalá para que se encargara de su gestión. La disyuntiva estaba entre esta solución o «dejarla morir en un cajón». Ocurrió lo último, claro, para alegría de los parapsicólogos y para desgracia del resto.

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