En 2004, la calle Sánchez Perrier, que siempre había sido peatonal, estuvo cerca de abrirse al tráfico. La Junta de Gobierno aprobó un proyecto de reposición y modificación de pavimentos para sustituir la cuesta escalonada que existía en aquel momento por una superficie lisa. El objetivo era convertir la vía en una salida hacia la zona sur de Alcalá y descongestionar el centro. La medida ya había sido planteada en años anteriores, pero la aprobación del proyecto volvió a avivar las quejas vecinales. Se criticó la apertura al tráfico de un barrio emblemático, a la vez que se señaló la necesidad de preservar el casco antiguo.

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