En 1958, la promoción que había superado los exámenes de ingreso en el bachillerato y de las reválidas del elemental y del superior, empezaba a cursar el preuniversitario, consistente en un estudio monográfico dentro de cada asignatura y cuyo final era un examen de acceso a la universidad. En latín, les cupo en suerte el estudio y traducción del tratado de Cicerón de re publica, de la cosa pública -la res publica no debe confundirse con el régimen republicano-, o sea, del Estado. En estado fragmentario, se conoce por citas de autores y sobre todo por un palimpsesto descubierto por Angelo Mai en1819. He elegido este tratado porque hay un pasaje muy ilustrativo acerca de la corrupción en la política, en el ejercicio de gobierno, de la administración, etc. Dice así: «Y dado que nada debe ser más incorrupto en un estado que el voto o la sentencia, no entiendo por qué el que los ha corrompido con dinero sea digno de una pena, y el que lo hace con su elocuencia encima se lleva alabanzas. A mí, ciertamente, me parece que causa más daño el que con su discurso corrompe a un juez que el que lo corrompe mediante precio, porque nadie puede corromper con dinero a un hombre honrado, pero con su palabra puede.».

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Colaborar de La Voz de Alcalá desde los inicios del periódico. Catedrático de Instituto de Lengua Griega e Historiador de la Antigüedad.