Opinión / LVA

En mi pueblo ponían la feria para el día de la patrona, a mediados de agosto. Era una feria preciosa y muy original ubicada en el castillo. La calle de Santa María, llamada popularmente por los alcalareños la Cuesta del Águila, una empinadísima cuesta, la adornaban con un magnifico alumbrado que empezaba con la portada en la misma puerta de la Iglesia de Santiago. Toda la Cuesta del Águila la llenaban con unas guirnaldas de luces de colores que eran una preciosidad. Por toda la Cuesta no faltaban puestos de gorros morunos, ni tampoco los tradicionales puestos de pelotas de plástico todas coloreadas, cogidas a una larga goma y que te la enganchabas en el dedo medio para hacerlas botar con la palma de la mano. Tampoco faltaba el hombre vendiendo globos de todos los colores, ni algún que otro puesto de turrón.

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