Nos estamos acercando a la desembocadura. Resuena el eco metálico de un motor desgastado. Echamos pie a tierra cuando vemos dos barcazas haciendo una extraña danza en el río. Giran sobre su propio eje mientras la corriente las empuja hacia abajo. Con la ayuda de un contrapeso sobre el mástil, dos hombres están levantando los largueros en los que se apoya la red. La malla adopta una forma cóncava para subir las capturas.

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