Comparsa ¡¡Se prohíbe el cante!! - Manuel Fernández (Ayuntamiento de Cádiz)

La comparsa de Ramón Zamudio subió a las tablas del Gran Teatro Falla para desafiar la última norma de la taberna El andalú. ¡¡Se prohíbe el cante!! avisa el tabernero en la presentación, pero «aunque prohíban que yo cante en la taberna, mi voz no van a callar» aseguró el grupo en una presentación interpretada con fuerza.

La comparsa de los alcalareños fue la última agrupación en cantar representando a Alcalá de Guadaíra en Cádiz, después de hacerlo antes que ellos la chirigota Lo mío es peor y la comparsa de las Niñas, La consentida.

En su primer pasodoble optaron por una conversación entre Felipe VI y la princesa Leonor en la que, el primero, aconseja a la segunda y le pide perdón si de él y su apellido se avergüenza. La segunda copla fue una crítica a Juanma Moreno que «sale a la calle y protesta por una amnistía», mientras que, según la comparsa de Zamudio, lo que tiene que hacer es «luchar por Andalucía».

Tanda de cuplés clásica dedicada a una situación de independencia generalizada en la que los sevillanos intentan «pillar un trozo que tenga playa» y a su perro, que se aficiona a «dar caladas a los petardos».

La actuación de la comparsa de Zamudio concluyó con la interpretación en el Gran Teatro Falla de un popurrí de taberna en el que se trataron todos los temas posibles, pero en el que regresaron al tipo de borrachos. En él destacó una magnífica interpretación, que como en el resto del repertorio, sobresalió por la potencia, la coordinación, los cortes y los pianos, siendo estos últimos arbitrarios en exceso en algunos momentos.

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