Leo en la hemeroteca de Valladolid un diario, La Voz de León, de 1810; encuentro entre noticias exaltadoramente exageradas de los avances de la provincia leonesa, de las casonas construidas por indianos, fiestas de sociedad y varias fotos publicitarias de escasa calidad e inocente atractivo sobre cremas «para elegantes damas», un reportaje sobre los frecuentes derrumbes de sus minas con consecuencias mortales. Decía así: «Eran los mineros los que conocían mejor los peligros de los desplomes, pero fueron a preguntarle al Director General de Minas y Sondeos». Pensé, en los trenes de vuelta a Sevilla, que la cultura poblacional española ha cambiado poco en estos dos siglos.

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