El perfil serpenteante del «Guardián del Castillo» comenzaba a dibujarse el año en que llegaba el euro y despedíamos a la peseta. Con precios sobredimensionados y un furor inusitado por el ladrillo, Alcalá se preparaba para la construcción diseñada por José Luis Manzanares: un puente con forma de dragón a los pies de la fortaleza medieval que no dejaría indiferente a casi nadie.

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