El local cerrado existente en la calle Agustín Alcalá, muy cerca del Ayuntamiento, sirve como comedero a los gatos existentes en la zona y que le surten de comida algunos vecinos. Una Alcalá Bonita que no acaba de despegar a ojos de visitantes y vecinos. Todo ello producido por la despreocupación de la clase política alcalareña.

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