Apuntes sobre la Transición (II)

Breves y modestos, porque es más fácil y no pretenden tener un gran alcance. Pero, fundamentalmente, porque uno, además de vago, es un lector tardío y este es un tema con una bibliografía abultadísima, de por sí inabarcable, y sobre el que no dejan de publicarse nuevos ensayos. Muchos de ellos, por cierto, imprescindibles pues no solo se ocupan de instituciones y actores hasta ahora olvidados, o replantean el sentido y el alcance de las reformas, de los cambios políticos y culturales; lo son, sobre todo, porque ponen en entredicho problemas que parecían resueltos y hasta, incluso, la legitimidad sobre la que descansa lo que, con razón, llaman “régimen del 78”. Con todo, se precisa advertir sobre sus planteamientos adánicos como uno de los achaques más frecuentes de no pocos de quienes se interesan hoy por la Transición. Es como si la Historia crítica de aquel período se inaugurara con ellos, cuando, en verdad, autores de la talla de José Bergamín, José Vidal Beneyto, José Martínez, Ignacio Fernández de Castro o Gregorio Morán, tuvieron la osadía de poner al desnudo los mecanismos con que operaban los poderes fácticos del posfranquismo para sostenerse y convertirse de paso en auténticos aguafiestas de la euforia transicional. Y acabar así ninguneados por las limitaciones culturales de muchos de los nuevos historiadores, proscritos por los defensores de la inmaculada y modélica Transición, por el fracaso de sus ideas o la censura y el ocultamiento informativo impuesto a sus obras por la “Cultura de la Transición”; por lo que fuere, seguramente lo uno va con lo otro unido, lo cierto es que apenas si se les cita. Para algunos, empero, su silenciada resistencia es la prueba irrefutable de que el éxito del “régimen del 78” se sostiene sobre el olvido, el olvido de que hemos olvidado, por ejemplo, a quienes en lugar de callar se enfrentaron a las figuras del retablo de las maravillas de la Transición; pues dijeron no, cuando lo fácil era decir sí, a lo que entendían eran ideas engañosas como “consenso” o “reconciliación”, para entonces ya palabras vacías de contenido, al igual que “democracia” convertida en puro teatro y el pueblo en mero espectador pasivo, sujetas a un régimen capaz de dejar –literalmente- en la cuneta a más de 150.000 víctimas de la Guerra civil…

Apuntes sobre la Transición (II)

Sobre el autor

Vicente Rus

Escribir un comentario

Cancelar

El tiempo

También te interesa

Sobre el autor

Vicente Rus

Escribir un comentario

El tiempo