Camino de Bolonia era costumbre para mi padre, casi de obligado cumplimiento, hacer parada y fonda en Chiclana de la Frontera. El ritual conllevaba hacer acopio, en alguna de sus bodegas, de un par de cántaras de vinos.

CONTENIDO EXCLUSIVO

Hazte socio. Si ya lo eres y aún no tienes claves pídelas a socios@lavozdealcala.com

Si ya eres socio inicia sesión