No creo exagerar si afirmo que, al menos por sus efectos, el mayor acontecimiento histórico de Alcalá tras la Guerra Civil fue la inauguración del instituto de bachillerato Cristóbal de Monroy. Si con razón se ha dicho que «no es en la universidad donde se libran las más decisivas batallas contra la barbarie y el vacío, sino en la enseñanza secundaria», en el fondo se está dirimiendo nada más y nada menos que la formación de las élites políticas e intelectuales locales. Porque la extensión de la enseñanza media hizo posible, a muchos de quienes hasta entonces la universidad no eran más que una fortaleza sin puentes levadizos, hacer una de las llamadas carreras universitarias.

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